Oh, legario de carnaval

garcia lamela ozuna

quiroga fantuzzo igor

melquiade parra, duno

prestia, zegarra y kohl

hablemos de lo importante

quien fue el que mató el gol

digamos que fue notable la pira y la confusión

quemabanse los balones tirabanles aerosol

entonces pactole el diario

silvano le pidio un sol

peruano le dijo dale, mordeme este mantecol

vendieronse las proclamas ahora son del lector

compra cigarros bahamas ¡te ponen como el mejor!

Ahorcóles con  poemas

el maestro emperador
que dictábale faenas del burgues que, celador
de sus propias anfisbenas decíase en confesion
que eran muchas, grandes sus penas
y mayor su confusión.

que queria bailar en verbenas
que queria cantar la canción
que cantaban las niñas morenas
cuando estaban tendidas al sol

Sueños Proyectiles

Si me encuentras en la plaza,
arrojando con mis manos
piedras contra el orden
que crean los humanos
me veras rifando anhelos
recuerdos juveniles,
de como mis proyectos
se volvieron proyectiles.

Laberinto de traiciones

La vida es un laberinto de traiciones.
Hoy por ti, mañana por mí.
O algo así.

un parto mas

me encuentro en la juventud de mi madurez, es decir, de alguna forma soy adolescente. Adolezco.

mis deseos inconfesables no me dejan otra opción que tirar todo por la borda.

soy un fantasmas oculto en un pasadizo y mis sábanas el síntoma de un  temor níveo y sin aliento.

salir a la luz de un nuevo segundo en el dolor de persistir resignado, parado frente al viento y su erosión lenta.

he acumulado suficientes horas de tedio como para ser un muerto seguro, de esos que no salpican ni sangre ni lágrimas ni tinta.

no espero las respuestas en el tiempo. ya me ha dicho que el siempre es ahora.

esta condena de dejarse atras sin olvidar

esta palabra sin garganta ni signo ni sonido

este paredón eterno que nos separa del sueño.

te estamos creando

nunca voy a dejar de imaginar quién eras. adelante tuyo estaba la nariz que me llevaba a tu risa eléctrica. en el fondo brillabas de azul, con tus ojos reposando en la tristeza de un final que esperabas con la calma de un viejo pescador.
nuestras andanzas giran en mi mente como si hubieramos vivido en un baile permanente. en esa fiesta que nos incendiaba sin consuelo, me mirabas desde el fondo de la soledad sin pedirme ayuda; no creias en los salvavidas, las soluciones eran una puerta a un problema mayor. la desesperanza era la broma mas amarga de la vida. la habías detectado en las horas solitarias, mirando el vértice del techo mientras fumabas un pucho mas.
te gustaba creer en el castillo de naipes, porque eran un juego; y te reías de mi castillo de arena y de mis sueños que se vuelva de cemento.
tu corazón era de todos. tal vez por eso no te fuiste, porque aquí estamos reunidos en torno a tu ausencia y cada uno te esta creando.

Can urbano

Descender de una jauría errante
para descubrir en la alcantarilla
el sabor del pasado

todos los mares el mar
y yo aca naufragando

entre la arena y la cal
entre tu mano y mi mano

un perro mudo de aullidos
ante la luna llorando

 

 

Instrucciones para ser un héroe anónimo

Consigue un pote de betún y úntalo en tu rostro.
Vas a hacer tus cosas como si fueras invisible, con sigilo.
Haz lo que hagas por amor a un valor supremo
como Dios, el Amor, la Patria, o por una Ideología.

Eres para todos menos para ti y los tuyos.
Piensa que tus logros serán un bién para muchos que no tú.
En el mejor de los casos,
te conformarás con amor como toda paga.

Tomarás un arma. Un cuchillo.
Cosecharás el odio.
Provocarás el dolor ajeno.
Te arrastrarás en el barro de trincheras por la noche.
Te pintarás la cara de negro.
Contendrás la respiración.
Le dirás “adiós” a todo.
Matarás con un cuchillo caliente.

Serás despedazado hasta que tus partes
se conviertan en lodo rojo, carne y huesos.

No tendrás nombre mientras vivas;
cuando mueras,
le pondrán tu nombre
a otro que no fuiste.

El boludo que se acordaba de todos los ruidos


-Ud. sufre de ecomnemes. Esas cosas que escucha Ud. solo son recuerdos que han quedado reverberando, por así decirlo, en su cabeza.

-¿Pero que dice? ¿que lo que entró por mis oídos sigue rebotando aquí adentro después de tantos años? Mire, cada tanto  escucho un tipo diciendo «¡Puje, puje!», un bebé llorando y luego algo horrendo.

-¿Horrendo?

-Si. Unas mujeres cuchichean y dicen que «se parece a El Otro».

Los recuerdos se van acumulando en su cabeza y poco a poco ya no puede escuchar la voz de su conciencia. Su mente es un batifondo, parece el ensayo de una orquesta juvenil de principantes en medio de una huelga céntrica. En su cabeza se mezcla todo: la risa de la mujer que amó, los ruidos de la fábrica donde trabajaba, un pesado del fútbol que siempre decía «pasala», los disparos en las manifestaciones, los cubiertos apilándose de las pizzerías del centro, el bufido neumático de los colectivo. El tipo no aguanta más tanto ruido, deja de escucharse a sí mismo y pierde la conciencia de sí, la capacidad de reflexionar. Pero antes de volverse loco, se faja un tiro.Lamentablemente tiene la cabeza tan dura que la bala queda alojada adentro y queda medio tarado.

Asi que vive el resto de su vida de mierda con un sonido de disparo rebotando en la cavidad craneana.

el secreto de los ácaros

la mañana violada sobre la cama con las cortinas flotando sobre ruidos de la calle
frío hospitalario de ventanas abiertas y el esqueleto de una casa invadida por el cambio
locutores radiofónicos usurpando la última paz
estrujando el corazón contra el principio del desperdicio, sobre la pelvis
la revolución de arrancarte la piel y maquillarte con portland
y tener la mente en blanco entre un sanguche de almohadas,
oir el secreto de los ácaros hasta captar su mensaje:
«vete»
y luego pensar «¿qué habrán querido decir?»
vete.

Que haremos?

Ah, el futuro.
Si tanto cuesta acomodar el pasado, que vive en los ambientes inmensos de la memoria, qué podríamos pensar del futuro, que es una mezcla de azar y error y, en menor medida, voluntades y sueños.
2010 fue un año bueno para mí, realicé varias cosas, evidentemente no están aquí, pero no fueron estos menesteres los que me tuvieron alejado de la publicación online; a veces siento que un blog es una gran pelotudez, sobre todo cuando no tiene ninguna finalidad, salvo que en los comentarios te digan «que lindo!» o «que forro». Hace varios años, escribir y dibujar eran una necesidad incontrolable y tenía blog, publicaba en revistas, era una máquina plasmatoria (bah, no tanto), teniendo en cuenta que trabajaba en el mercado editorial; llegaba a casa del trabajo o el estudio y me ponía a dibujar, a escribir. Aquella mujer me cebaba un mate y en el cuartito de arriba, arsenal de creaciones, me quedaba por la noche viviendo la aventura de inventar sin ningún objeto, solo con el placer de hacerlo.
Luego vinieron tiempos de soledad absoluta, de confusión, de fiestas con globos y gordos roncos sentados en ronda, contando historias marginales; y ahí yo, la ñata contra el vidrio aunque estuviera del lado de adentro, un fernet en mano y sin poder hablar. Huyendo de la voz del interior (los del diario me perseguían por una deuda muy grande). Quería huir de esa conversación conmigo mismo porque necesitaba hablar con alguien. En esos momentos la vida se convierte en una road movie de retardados; cada charla era como una enseñanza de vida, con el aura mística de algo irrepetible que se encuentra en un camino, pero a poco de haber comenzado me daba cuenta que eramos un par de tontos echándole la culpa a algo o alguien, buscando un compañero para atravesar la noche sin estar tan solos. ¿Porqué mejor no nos íbamos a dormir? La diferencia entre estar un poco loco y tener miedo a la soledad es que tu verborragia rebota contra la pared o contra oídos sordos.
Empecé a querer recuperar la mañana. Volví a tener novias para amar. Me metía en cursos, conseguía trabajos. Pero no podía volver. Era como un fantasma con vacaciones, siempre al final me volvía a vestir de sábana; y en algún momento me hacía invisible y caminaba por el borde de las cosas, sin poder amar, ni participar, ni hacer. Y partir en silencio, pateando latas de RedBull entre el humo negro de los coches de Palermo, arando adoquines con música de fiesta.
Silbar en la vuelta, competirle al zorzal, caminar por el pasillo azul madrugada y las paredes descascaradas de tiempo hasta la puerta de lata de la vieja casa. Y desplomarme pensando si valía la pena estar muriendo así, con el yunque hundiendo el corazón en el pasado.
Luego empecé a comer cereales en el desayuno, a aprender a elegir frutas en la verdulería del boliviano, a dejar que las plantas de un vecino me invadan el patio. Estas cosas me hacen pensar que el futuro es posible. Dejé de pensar en pasado mañana. Ahora estoy mas con la onda de asado mañana. Hoy, verdura.
Parece que el 2011 es algo así como el futuro.